La loma del tanque

La loma del tanque era el sitio donde hacia mis travesuras con los chamas de mi Lawton. Ahora voy a hacer mis travesuras en este sitio.

lunes, 1 de julio de 2013

Cruces a cuestas



En honor a la verdad, no puedo presumir de una cabellera frondosa, sin embargo, es aun lo suficientemente negra y útil para, cuando por alguna razón soy tomado de referencia, seguir siendo señalado como “el muchacho que esta allá”, no el calvo, no el canoso, no el señor, no el gordo, ni el flaco.  Ayer casualmente escuche esto en la fila de la caja de un supermercado mientras una muchacha en sus veinte me señalaba. Tengo 41 años cumplidos este mayo, y hasta el día de hoy me había sentido un niño. 

Luego de aquel piropo dominical el lunes debería pintar bien, sin embargo, vengo de leer una noticia que me ha despertado de mi engaño. En el año 1991, mi padre tenía apenas 4 años más de los que hoy tengo yo. Mientras yo hoy me paseo en mi carrito nuevo, con mis hijas y mi esposa, mi padre, casi con mi edad, andaba en una bicicleta china por las calles de la Habana y mi madre de vez en cuando me decía afligida: Ay papito, tu papa ya no está para eso, el pobre. Hoy leo en un medio de prensa que a mis 41 años el gobierno de Cuba, mi país de origen, anuncia que hay que retomar las bicicletas pues, como hace 22 años (no jodan ¿de verdad?) los problemas de transporte son críticos. Me pongo a pensar, coño, los socios de mi papa, cuando tenían mi edad hoy andaban en bici, y hoy, otra vez en bici, pero ahora con 67 años. Que cruz!!!!

Desde acá afuera uno se mete en su mundo, en sus planes, en sus sueños, y en sus logros, y la nostalgia, o sencillamente, la roña que causa que los gobernantes cubanos se salgan con la suya, nos hace sentir que llevamos una cruz a cuestas, la cruz de la impotencia, la cruz de la tristeza y muchos no podemos desligarnos de ella, en fin, cada cual con la suya. Pero, ¿y los socios de mi padre, hoy con 67, otra vez con bicicleta? Nosotros llevamos cruces sobre nuestros hombros, pero ya no bicicletas bajo nuestras nalgas. Los años pasan, mis jóvenes 41 años se convirtieron en sesentas para aquellos que no pudieron escapar, y desde acá cada día veo con más tristeza como quienes solo cargan una cruz, y no digo que no pese, apuntan a los que cargan además una bicicleta, con achaques, sin catalina, con artritis y ponchada, porque son ellos; dicen, hoy los responsables indirectos de sus males, y ellos deben quitárselos de arriba, total, nosotros acá nada más cargamos con el pasado, ellos allá con su presente. Pareciera que la cruz que cargamos no es lo suficientemente pesada para equiparar el peso de una bicicleta, de un caldero vacío, de una medicina en falta. Si en la diáspora sufrimos el presente de Cuba, sin vivirlo, si en el exilio se nos machaca el hígado con una noticia de la isla, sin comerla, si nosotros vemos con desespero que el tiempo pasa y tememos no ver a una cuba libre ¿Cómo se sentirán aquellos que adentro, hoy, otra vez, pero 20 años más viejos, volverán a subirse a la vieja bicicleta?

El problema cubano es de todos los cubanos, y no se me ocurriría nunca señalar con el dedo a quienes sufren, a diferencia nuestra, de la Cuba por dentro, porque lo único que nos diferencia de ellos es la bicicleta, lo único!

viernes, 10 de mayo de 2013

Perdón o paredón.

La reconciliación lleva bastante tiempo en el tapete. Paradójicamente, quienes más hablan de este tema suelen ser los defensores de la dictadura, de la misma que nos dividió, que nos apedreó, que nos expropió, apresó, y hasta asesinó. Defensores del mismo sistema, vaya ironía, que desde sus tribunas nunca tuvo un discurso conciliador mientras gritaban que se vayan, que no los toleraremos, que son gusanos, y a los que osaban levantar desde adentro su voz en contra, no ha parado de tildarlos de mercenarios, apátridas y traidores. Hoy por hoy no hay un solo miembro de la disidencia, por solo poner un ejemplo, que no sea considerado mercenario por el régimen mientras hablan de reconciliación ¿con quién entonces?.


Si un marido, después que su mujer le pegó los tarros y le pidió disculpas de rodillas, decide volver con ella con la certeza de que esta no lo repetirá, el marido está perdonando, se está reconciliando, pero si un marido sigue con su mujer mientras esta le pega los tarros y él lo sabe, no está perdonando nada, está aguantando. Es un absurdo, de tan absurdo se convierte en algo a no tomar en serio esta cosa del perdón y la reconciliación. Por eso no entiendo por qué de este lado del charco la gente se pone tan molesta con este tema cuando alguien le habla de ello, cuando lo único que merece el tópico es un portazo y un “bah, no hables más mierda chico”. 


Y es que es estúpido pensar que uno puede reconciliarse con el tipo que te sigue dando hasta con el palo de la escoba…. y perdonarlo menos. Eso es aguantar, no perdonar, eso es poner la otra nalga, no reconciliarse.


Espérate ¿y el paredón a que venía en el titulo? Muy sencillo, que yo creo que la única manera que tengo de perdonar a quienes tanto dolor han causado en Cuba, a mi familia y a todos en general, es verlos frente a un paredón. Por suerte ¿o por desgracia? no creo que me seleccionen al azar para ser jurado, porque aunque como a Al Capone los juzguen por una tibia evasión de impuestos, a Fidel, a Raul, a Ramiro y otros nombres connotados de la mafia cubana, yo les pediría levantando la mano desesperadamente en la reunión después del juicio, a riesgo de que los otros me tilden de orate, paredón.

viernes, 26 de abril de 2013

Una teoría

Foto tomada de internet
Foto tomada de Internet.
Constatar por correspondencia que aquello está peor que como yo lo deje, leer quejas de amigos frustrados pero a su vez resignados, me hace preguntarme: ¿Pero cómo aguantan? Cada año que paso fuera de Cuba encuentro menos respuestas a esa pregunta. Pero hace unos meses una explicación viene dándome vueltas, tiene que haber alguna que vaya más allá de que son mongos, adoctrinados, cobardes o robots; no sé si será “La Respuesta”, pero al menos el espejo aun no me ha dado muestras de que esta teoría que me ronda está muy descabellada.

Desde que llegue a Costa Rica he cambiado mucho, cuando estaba en Cuba, cada pantalón en mi guardarropa era prácticamente un regalo, mi carrera universitaria una prolongación del preuniversitario, un acto rutinario, mi operación de una hernia inguinal un trámite doloroso, mi casa una herencia, vivía sin planes salvo el de huir y sin logros personales salvo el de haber "seguido tirando". Hoy en cambio, todo lo que tengo, desde el par de zapatos hasta la cuenta en el banco (no muy inflada por cierto), pasando por cada juguete que le compro a mis hijas, lo veo como el fruto de mi esfuerzo y trabajo, como la realización de algún sueño, muy diferente a como veía mis “propiedades” en mi tierra natal. Hoy me deleito planeando con mi esposa el futuro de nuestras nenas. Vamos a ponerlas en natación, en piano, en Valet; cuando cumplan los dos años vamos a meterlas en una guardería bilingüe, aunque sea medio tiempo para que no estén mucho separadas de su madre, para que aprendan desde chicas inglés, y hasta hemos empezado a ahorrar para sus estudios y sus futuros. Sabemos que nos costara mucho sudor, y nos fajaremos contra todo para lograr nuestros planes, para nuestras hijas, para nosotros, y luego para cuidar todos esos logros hasta con los dientes. Por si fuera poco, otro día me sorprendí gritando a todo pulmón mientras brincaba en la sala de mi casa: GOOOOOOL!!! Cuando la selección de Costa Rica le hacía una anotación a la de Guatemala en un pre mundial, o a USA, o a México en el  “astecazo”. Carajo, ya soy tico, ya soy de aquí, ya pertenezco, al fin, a algún lugar, tuve que salir de mi tierra para sentir eso.

En Cuba no tenía ni metas, ni sueños, ni logros, y para colmo, ni siquiera sentía pertenecer a nada, un jonrón de Kindelán frente al equipo de Taipéi, Japón o USA, más que un grito de alegría significaba para mí una mordida a escondidas en la lengua, y a veces me era simplemente indiferente. Ni las calles de mi barrio eran mías. Entonces ¿Para qué me iba a meter en líos yo por cosas que no tenía, o por un sitio en el que me sentía extranjero? Yo creo que aparte del miedo y la desesperanza de los cubanos, una forma de explicar su apatía esta en lo poco que logran, en que no tienen nada, no hay nada que defender, en que saben que no lograran nada ahí, entonces, para que soñar, por qué fajarse; está también en que los que no comulgamos, y hasta los que sí, llegamos a sentirnos extraños dentro de nuestro entorno, nada es nuestro, nada se debe a nosotros.

Por eso, entre otras cosas, estoy de acuerdo con que les ayudemos a levantar negocitos a los nuestros allá, que le demos el empujón inicial sin pensar en que tanto irá a parar a las arcas castristas, para que los trabajen y luego les den frutos. Tengo la esperanza de que cuando los cubanos empiecen a tener lo que con su trabajo se ganaron, cambiarán la percepción de cada cosa que los rodea, empezarán a defender más lo logrado al tener algo realmente suyo, y cambien como lo hice yo cuando tuve lo mío. Quizás lleguen a ser menos apáticos, mas ciudadanos, creo que esto será ganancia para Cuba y su libertad. Es la apatía el problema que tenemos que atacar por sobre todos los demás hoy, porque son ellos quienes pueden mover el muro. A fin de cuentas, en una guerra, cuando los soldados están  frente a frente volándose balazos y cuchillazos, no importan principios ni dignidad, y todo se reduce al más vulgar instinto de supervivencia: Me fajo contigo, cabrón, y como una fiera que hasta valiente y comprometido parezco, para que no me quites lo que tengo: la vida. Todas las epopeyas alrededor de esa fajazón entre dos cabos son eso: epopeyas.


Tal vez mi incapacidad para explicarme lo que percibo, a lo mejor mi desespero por ver algún cambio me lleven a estos ejercicios mentales que posiblemente se salgan de la lógica y el sentido común, pero el espejito de mi cuarto sigue sin desmentirme hasta hoy.

martes, 23 de abril de 2013

Gusano y punto




La primera cena mía en Costa Rica fue un Big Mac con papitas y coca cola agrandado. Y menos mal que cuando aquello no había refill en los refrescos porque si no me hubiese orinado en los pantalones tomando gaseosa por la libre. Luego me fuí al supermercado de al lado y me pare frente a la carnicería, y estuve como media hora ahí parado como un comemierda viendo las carnes, los jamones, los quesos, y a la gente comprando. Yo no me había leído un solo capítulo de la constitución de Costa Rica, ni sabía si aquí había cuatro partidos o uno solo. Yo no sabía nada de libertad de expresión en esta tierra, ni de asociación, ni de derechos humanos. Pero ahí, frente aquella carnicería, eructando carne con coca cola, me convencí que la mejor decisión de mi vida fue salir de Cuba. Yo no voy a llamar a nadie a engaños, yo me fui porque en Cuba estaba pasando más trabajo que un forro de catre, porque yo nací para ser un empleado, no tengo madera para el “bisne” ni para el regateo, mucho menos para estar en el invento, lo mío es trabajar y cobrar mi cheque y después con ese cheque poderme comer un big mac y comprar carne en la carnicería sin tener que andar con sobresaltos y sabía que allá no iba a lograr nunca eso. Tampoco me voy a engañar diciendo que me fui buscando libertad y democracia, porque sin saber nada de eso ya yo estaba satisfecho con la coca cola y la hamburguesa que tenía en la panza aquella noche y el paisaje de los perniles frescos detrás del mostrador. Yo en Cuba me pasaba la vida protestando y frustrado… que clase e hambre coño!!! Que clase de mentiroso es el barbatruco este, que rica que debe estar la yuma. Siempre bajito y con la gente de confianza, pero en honor a la verdad nunca proteste bajito por tener que protestar bajito. Yo ni sabía lo que era democracia, ni libertad de expresión, ni derechos ni la cabeza de un guanajo, pero siempre quería que Cuba perdiera hasta a la quimbumbia en cualquier evento deportivo, y  mis socios siempre me decían, en broma y celebrándome que yo era tremendo gusanón y yo pues, orgulloso.


Pero ahora resulta ser que un montón de gente de este lado del charco me clasifica de las más disimiles maneras. Unos me dicen que soy exiliado frijolero. Mira tú, yo que pensaba que el comunismo es una porquería porque no hay frijoles, que el capitalismo es lo mejor porque si hay, y ahora me meten en la subvaluada categoría esa como si todo el mundo en este planeta no fuese frijolero también. Si me da por decir que el embargo no sirve para nada, entonces me dicen raulista light. Habrase visto chico, con lo mal que siempre me cayó a mi Raul, le ronca el mango, como cambia la gente. Todos esos que me llaman frijolero, raulista light y demás calificativos dicen que ellos son recalcitrantes y verticales. No jodan, recalcitrante y vertical  soy yo que cuando estaba en Cuba me encantaba ver a los turistas en sus nissan sentra mirando por la ventana los edificios apuntalados de la Habana Vieja: je – pensaba - este rubio coloradito está viendo la vida real aquí. Yo soy más recalcitrante que todos ellos juntos porque al parecer soy yo  el que  está convencido, y no ellos, de que aquello esta tan malo, que no hay nadie con dos dedos de frente que salga de Cuba pensando que al fin conoció al paraíso, y, por el contrario, saldrá diciendo que aquello es un infierno, y mientras más regrese más convencido saldrá.


Los costarricenses solo  saben de Cuba los dicharachos de tres patines, que Fidel esta fajao con los gringos y que hay socialismo aunque no tienen la mínima idea de qué coño es socialismo. Ahí voy yo como un loro a explicarles que la bronca con los gringos es falsa, que el embargo no le hace ese daño a la economía cubana que con tanto ahínco reclama el régimen, que el socialismo no es más que un capitalismo monopolista de estado donde todas las empresas se convierten en improductivas y solo existe un patrón único. Tengo que ponerles ejemplos de por qué no funcionan las cosas, gastar saliva. Cuando yo estaba en Cuba todos los gusanos como yo decían que Fidel tenía 200 países con quien comerciar, y que no lo hacía porque todo estaba lleno de marabú porque con comunismo no hay producción que valga, no importa si hay o no bloqueo. Yo le explico eso a los ticos cada vez que me preguntan, y ellos me entienden luego de 10 ejemplos ilustrativos, y mis socios en Cuba me entendían también, pero resulta que ahora, los que no entienden eso son los verticales que me dicen raulista,  que locura esta porque resulta ser que a los recalcitrantes les preocupa que el regimen pueda prosperar, y luego me dicen light a mi . No quieren que Beyonce vaya a Cuba, pero yo estoy contentísimo porque hayan ido tres socios que tengo en CR, nativos de aquí. Con esos tres  yo no tengo que repetir el mismo mantra, es más, cuando estamos en una tertulia y me preguntan de Cuba yo le digo a ellos que contesten por mí, que yo estoy cansado de explicar, y lo hacen mejor que yo. Y es que ellos estuvieron 15 dias en Cuba de vacaciones chuleando jineteras. Jineteras doctoras, profesoras, enfermeras. Si, que buenos fondillos, dicen, pero del carajo ser prostituta y doctora al mismo tiempo. Y el tipo que les alquilo el carro es ingeniero químico, un Moscovish destartalado, 10 dollares y todo el día con ellos para todas partes. Que barato, aquello esta del carajo Evelio, un ingeniero químico con artículos publicados y todo, y alquilándonos por diez dollares el cacharro viejo ese todo el día, y lo contento que se ponía cuando nos cobraba esa miseria. Como a la jineteras no las dejaban entrar al hotel, entonces resolvieron en casa de un cardiólogo que alquilaba los cuartos de su gao y hasta les alquilo su cuarto matrimonial para que se acostaran con la trabajadora sexual. A esos tres socios yo no tengo que explicarles nada de Cuba, no tengo que soltarles la misma labia todos los días, que vayan más coño.


Y luego dicen que yo soy raulista light, frijolero, adoctrinado,  porque quiero que la gente visite Cuba, porque no me fui buscando libertad sino jama, porque quiero que quiten el bloqueo, sí, porque también le digo bloqueo porque lo mismo da. No si lo que soy es gusano, y más recalcitrante y vertical que todos ellos porque yo si estoy convencido de que quien vaya allá, donde quiera que se meta, va a ver mierda, y va a ser un tipo de este lado que va a tener claro el cuadro y que no voy a tener mucho más que explicarle, si lo que yo sé es que aquello es tan improductivo que si quitan el embargo, y ahora le digo embargo vaya,  el hambre va a seguir igual, que no hay peligro de crecimiento de un régimen que por genética no puede crecer, y lo digo porque el recalcitrante soy yo. Es que estoy hasta convencido que de haber ido más latinoamericanos a Cuba, así por manada de turistas, todo este fenómeno del chavismo la tuviese menos fácil. Entonces a mí que me digan raulista light, frijolero, adoctrinado que yo lo que soy es un gusano y punto, y un gusano que se paga sus Big Macs.

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